Los atletas utilizan diferentes estrategias nutricionales para mejorar su rendimiento deportivo. Sin duda, la estrategia del entrenamiento en ayunas es una de las más recurrentes y la que ha despertado mayor interés en la investigación científica.
Sin embargo, se observa que en muchas ocasiones este protocolo de entrenamiento no está debidamente planificado, obviando factores importantes para su correcto desarrollo.
En términos generales, el ayuno hace referencia a la ausencia de ingesta de comida y líquido. En el ámbito deportivo, el ayuno es aquella práctica en la que el deportista realiza su entrenamiento o rutina deportiva con una baja disponibilidad de carbohidratos, es decir, con unas reservas de glucógeno reducidas. El motivo u objetivo perseguido entrenando en este estado es el de estimular la vía de oxidación de grasas como sustrato energético, efecto provocado por la baja disponibilidad de glucógeno muscular. Esto va en contra de las directrices expuestas por las sociedades deportivas internacionales, que relacionan la ingesta de hidratos de carbono previo a la competición con una mejora del rendimiento del deportista.
El trabajo multidisciplinar entre entrenador, nutricionista y deportista es vital para pautar el mejor momento de la temporada para poner en práctica este protocolo.